... Pues va Google y la encuentra, claro. Comprobado: he escrito mi nombre completo en la barra del buscador y, voilà, ahí estoy. Una foto, por si hubiera dudas, y hasta mi DNI publicado en el BOE, lo cual me gusta muy poco pues no tengo ningún control sobre lo que he visto ni posibilidad de eliminar esta violación de mi privacidad. En cambio, ni siquiera aparece un enlace a mis perfiles en redes sociales lo cual me hace pensar que su configuración es la que debe ser.
Tentaciones he tenido de hacer la misma prueba introduciendo el nombre y los apellidos de algunos conocidos de mi entorno pero he preferido eludirlas por cierto sentido ético y de pudor. Ya es suficiente con ver a diario todo lo que la gente cuelga voluntariamente en páginas como Facebook y que, en la mayoría de los casos, encuentro excesivo como para ir a encontrar accidentalmente lo que nadie me ha dado permiso para ver.
Es cierto que estamos en la era de la información pero creo que aún no manejamos suficientemente bien las nuevas habilidades tecnológicas y sociales que ésta requiere, ni las leyes de protección de datos están todavía a la altura de los avances que se producen de forma que cada usuario privado pueda decidir exactamente qué podrá descubrirse sobre él si sencillamente se googlea su nombre. Creo que, de nuevo, es fundamental que las nuevas generaciones sepan cómo usar de forma segura las nuevas tecnologías y, más importante aún, desarrollen una "ciberética" que normalmente se pierde frente al teclado. De la misma forma que no reuniríamos a todo el vecindario para enseñar las fotos del último cumpleaños voceando los nombres de los asistentes, deberíamos cuidarnos de la exposición pública y permanente de cada episodio de nuestra vida privada. Comprobado queda que, aunque así lo hagamos, suficiente información tiene ya Google sobre nosotros sin que lo sepamos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario